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- ¿Se pueden mejorar los sentidos humanos utilizando la neurociencia para producir capacidades sobrehumanas?
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Por Frank Amthor
¿Contiene la neurociencia la clave para una evolución extraordinaria? Durante más de un siglo, los cómics y la ciencia ficción han postulado la adquisición repentina de habilidades sobrehumanas a partir de acontecimientos como los rayos y la exposición a la radiación. Muchas de estas habilidades consisten en mejoras sensoriales, como la capacidad de ver longitudes de onda no visibles, o poderes de cálculo extraordinarios. Aunque muchos científicos descartan tales posibilidades como la fantasía, nadie conoce realmente los límites de la mente humana.
Si quiere asombrarse de lo poco que saben los científicos sobre el potencial humano, considere los casos conocidos de sabios, personas con habilidades extraordinarias en un dominio mental en particular, como el cálculo de números o la creación artística, a menudo asociados con habilidades por debajo de lo normal en otros dominios. Muchos sabios son autistas, por ejemplo. Uno de los más famosos sabios recientes, Kim Peek, fue el tema de la película Rain Man, protagonizada por Dustin Hoffman. Las habilidades de Peek incluyen una memoria casi fotográfica de más de 10.000 libros y la capacidad de decir, para cualquier fecha de la historia, qué día de la semana era.
Por otro lado, obtuvo una puntuación muy baja en las pruebas de coeficiente intelectual y no pudo vestirse por sí mismo. Alonzo Clemons adquirió, después de un traumatismo craneal, la capacidad de esculpir rápidamente prácticamente cualquier animal de un solo vistazo. Orlando Serrell también sufrió una lesión en la cabeza que de repente le dio la capacidad de realizar cálculos complejos de calendario. Muchos otros casos de habilidades sabias, tanto innatas como producidas por lesiones en la cabeza, han sido bien documentadas. Las habilidades de muchos de estos sabios están tan por encima de las capacidades que los humanos normalmente exhiben que son difíciles de creer.
En otras palabras, los científicos realmente no tienen una buena idea de qué capacidades están latentes en la mente humana. Las interfaces cerebro-computadora pueden permitir el acceso a las habilidades de procesamiento mental latente y posibilitar otras nuevas.
La interfaz cerebro-computadora más exitosa hasta la fecha es el implante coclear para la sordera. Este tubo de polímero con 20 a 30 electrodos se introduce en la cóclea del oído interno después de la sordera asociada con la pérdida de células ciliadas auditivas. La corriente inyectada por los electrodos evita la transducción de las células ciliadas faltantes para estimular directamente el nervio auditivo, produciendo una audición notablemente funcional. Las frecuencias transmitidas por estos implantes corresponden hoy en día a las frecuencias de la gama auditiva humana normal, pero no hay ninguna razón por la que deban estar intrínsecamente limitadas a estas bandas. Las frecuencias ultrasónicas o infrasónicas que normalmente no son escuchadas por los humanos (pero sí por algunos animales) también podrían acoplarse al sistema auditivo humano.
Un implante coclear también puede conectarse directamente a un teléfono móvil para que su poseedor pueda escuchar directamente no sólo la llamada, sino también a agentes informáticos como Siri. Un chip implantado en el área del habla de la corteza motora también podría transmitir una salida verbal subvocalizada a la red mundial, permitiendo un acceso total y silencioso a Internet. La entrada visual va a ser más difícil, pero no hay razón, en principio, para que no siga un camino similar a medida que la tecnología avanza.