La ética es un componente central de cualquier vida feliz, saludable y madura. Pero algunos críticos todavía cuestionan el valor de estudiar ética y vivir una vida ética. Después de todo, si ignoras la ética, puedes concentrarte en ti mismo, ¿verdad? No tan rápido. Algunas de las grandes razones para resistirse a esas críticas son las siguientes:
La ética te permite vivir una vida auténtica. Una vida auténtica y significativa requiere que usted viva con un sentido de integridad. Integridad es hacer compromisos y adherirse a ellos en las buenas y en las malas – no importa cuánto te beneficie violarlos. Tener un carácter firme o un conjunto de principios que guíen tu vida y las decisiones que tomes es de lo que se trata la ética.
La ética te hace más exitoso. Usted puede pensar que la ética puede retenerlo de todas las maneras posibles, pero la verdad es lo opuesto. Las personas éticas encarnan rasgos en los que las personas poco éticas tienen que trabajar para fingir – son honestas, confiables, leales y cariñosas. Como resultado, las personas éticas son perfectamente adecuadas no sólo para las relaciones interpersonales en general, sino también más específicamente para el tipo de interacciones que hacen que los negocios prosperen. A la gente poco ética generalmente no le va tan bien en estas cosas.
La ética te permite cultivar la paz interior. Las vidas que se viven éticamente tienden a ser más tranquilas, más enfocadas y más productivas que las que se viven sin ética. La mayoría de la gente no puede apagar su simpatía por otros seres humanos. Las personas heridas dejan cicatrices tanto en el donante como en el receptor. Como resultado, las personas poco éticas tienen vidas internas más tormentosas porque tienen que trabajar para reprimir sus conciencias y sus simpatías para tratar con las formas en que tratan a los demás. Cuando no suprimen adecuadamente sus simpatías, la culpa y la vergüenza que viene con dañar o faltar el respeto a los demás seres humanos se arraiga profundamente en ellos.
La ética proporciona una sociedad estable. Cuando las personas viven vidas éticas, dicen la verdad, evitan hacer daño a los demás y son generosas. Trabajar con estas personas es fácil. Por otro lado, se desconfía de las personas insensibles e insensibles, por lo que les resulta difícil integrarse bien en los acuerdos sociales. Una sociedad estable requiere que muchas personas éticas trabajen juntas de manera altamente coordinada. Si la sociedad estuviera compuesta en su mayoría por personas poco éticas, se desmoronaría rápidamente.
La ética puede ayudar en la otra vida. Algunas tradiciones religiosas creen que la ética es la clave para algo aún más grande que el éxito personal y la estabilidad social: la vida eterna. Nadie puede estar seguro de una vida eterna, pero las personas de fe de muchas religiones diferentes creen que el buen comportamiento en esta vida lleva a recompensas en la próxima vida.