Redactora: Sara Dominguez
La decoración de las paredes marca en gran medida el espíritu o el ambiente que quiere reflejar una vivienda. Es solo uno más de los elementos de decoración, pero es de los más relevantes.
Con la pintura se puede cambiar por completo el aspecto de una habitación o incluso de un mueble. Una sabia elección de colores y texturas puede dar lugar a espacios más confortables, más luminosos y hasta más amplios visualmente. Te mostramos algunos consejos para la elección de pintura decorativa en las paredes.
TEMARIO
¿Cuáles son los tipos de pintura más comunes para estos trabajos?
La primera y esencial es la pintura base, que es la que se aplica como fórmula para preparar las superficies. Con ella la pared queda más suave y alisada para posteriormente usar otros tipos de pintura.
La denominada al temple es muy económica y se extiende con suma facilidad, pero es muy permeable, por lo que no es recomendable en zonas con mucha humedad. Un aspecto favorable a considerar es que con ella se puede crear acabados texturizados.
Una tercera opción es la pintura plástica, que es la más utilizada en interiores. Es lavable, se seca rápido y se aplica con facilidad. Con ella se pueden obtener acabados brillantes, satinados o mate.
La cuarta opción, también muy popular, es la pintura sintética, que se usa únicamente cuando ya hay capas previas aplicadas. Es muy resistente a la suciedad y ofrece mucha durabilidad. Como la plástica, da lugar a acabados brillantes, mate o satinados.
Los estilos de pintura decorativa
Comenzamos por la pintura en liso, que consiste en alisar por completo la pared, reparar grietas y tapar agujeros. Una vez conseguido este proceso, se aplica la pintura. Es la opción más económica y es muy atemporal, no genera mucho rechazo, pero tampoco es la fórmula que más enriquece los espacios interiores.
El gotelé es otra fórmula muy habitual que sigue siendo popular debido a que no requiere que las paredes tengan un acabado perfecto. Es un estilo decorativo que ayuda a disimular imperfecciones, y además se puede retirar con relativa facilidad.
Una variante del gotelé es la pintura en pico. Es un método similar al caso anterior, pero con acabado en pequeños picos. No es tan habitual y no se recomienda en viviendas con niños pequeños. Ha quedado un poco en desuso, pero se puede retirar con facilidad siempre que el estado original de la pared sea el adecuado.
Finalmente, si solo hablamos de pintura decorativa, llegamos a la pintura de arena. Es otra propuesta con relieve pero este tiene un aspecto más moderno, más actual. Se puede aplicar en paredes lisas o con gotelé, aunque su potencia visual es mayor en el primer caso.
Efectos decorativos en paredes con la pintura
Además de los tipos de pintura, en la decoración de paredes entran en juego los efectos. El craquelado consiste en generar la sensación de que la pared en cuestión está agrietada o envejecida, pero sigue mostrando buena calidad. En su utilización, lo común es optar por dos colores que contrasten entre sí y disponerlos en varios fondos.
El esponjado, por su parte, consiste en pintar las paredes con un color base y usar una esponja, también sirve un trapo, para aplicar pintura por encima en otros colores. No es buena idea destinar todas las paredes de una estancia a esta técnica, sino que es mejor aplicarla solo en una.
El tercer efecto destacable es el estucado, que ya es todo un clásico. Existen muchas variedades de estuco: a la cal, con color discontinuo, estuco veneciano. El resumen de esta técnica es que la pared queda completamente lisa con un aspecto a mármol muy logrado.
El efecto degradado no es más que conseguir transiciones de un color a otro de manera difuminada, natural, sin contraste, intentando que el cambio sea muy imperceptible.
Otras variables posibles en la pintura decorativa son el efecto cristal, efecto óxido o la pintura metalizada. Cada una de ellas se ajusta más a diferentes objetivos. La elección de uno u otro va a depender de distintos factores: el presupuestario, el estado de las paredes, la durabilidad de la pintura, la conjunción de la propia pintura con el resto de la decoración y los gustos personales.